Los siete tomos de De la misma llama incluyen desde la genética de los poemas (cómo fueron hechos, los borradores sucesivos, etc) hasta una serie de textos, fotos y documentos variopintos en una acumulación heterogénea que dibuja a un hombre, Darío Canton, y su época.
Uno de los asistentes al encuentro el poeta y ensayista Martín Palacio Gamboa dijo sobre Darío Canton: "sus libros eran -y siguen siendo- considerados como verdaderas joyas bibliográficas por una especie de cofradía, ya que sus modos de publicación y distribución funcionan muy por fuera de los circuitos oficializados. La creación de un mapa escritural cuyas coordenadas están signadas por el trabajo sobre la “cosidad” de los objetos, la tensión hacia ese umbral en que terminan por absorber el lenguaje, o en el que el lenguaje se convierte en una “cosa”, quizá sea una de sus mayores características y lo que posibilita una enunciación lírica peculiarísima, de gran ironía pero para nada exenta de pasión ante el despliegue de un mundo que busca salirse de todo apalabramiento".
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